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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Comer en las Fiestas

Os dejo los consejos y opiniones que el Dr. Jáuregui ha publicado en el boletín de diciembre del Instituto de Ciencias de la Conducta. Sin duda, un artículo interesante y acertado.


Navidad y consumo van de la mano. Por más que la crisis apriete, toca gastar, más o menos pero gastar. En algunas grandes superficies se observa cómo los hombres esperan la apertura para ir a la marisquería. Es algo de lo que entienden ellos. Marisco y fútbol tienen en cada varón un experto de primera.  Es importante que nuestro conocimiento profundo acerca de la cosa del marisco se haga notar. Bastará con alguna pregunta estúpida al dependiente, mucho mejor delante de otros. Que se note que de eso sí entendemos, que allí hay un tío importante. Tras ese despliegue narcisista para acabar comprando cuatro gambas cocidas, es probable que el caballero se dirija a la zona de vinos a fin de poner en marcha su segundo acto:  el maridaje. También en esto conviene hacerse el interesante. Que quede claro, de marisco y vino entiende él. Queda el cava o champagne, esto ya depende de gustos. Aquí ellos suelen preferir seco y ellas semidulce (las más mayores más dulce). En la casa suele proseguir el despliegue del experto: es probable que él se encargue del marisco y el vino y ella de todo lo demás. No se trata de colaborar sino de compartir y esa división de tareas es justa, el marisco y el vino llevan lo suyo. Ah!, se me olvidaba. Cuando se trata del jamón (ibérico) suele ser él el que corta, es cosa de expertos. Ellas no suelen cortar el jamón aunque a menudo sí el bacalao. En fin cosas de la tradición. 

Pero bobadas aparte, algo en serio: coman con normalidad, no como si se fuera a acabar el mundo (a los mayas les ha fallado la predicción y este año no se acaba el mundo). No gasten en tonterías (a las que suelen llamar capricho) por el simple hecho de satisfacer algún antojo. Por satisfacer antojos se organizará un mal mes de enero. Sean comedidos, moderados, usen la cabeza y disfruten. Es posible celebrar sin descerebrarse. Y no se atiborren ahora para luego, después de Reyes, iniciar una dieta y apuntarse a un gimnasio: eso ya lo hacen cada año (como el inglés en septiembre) y llevan toda la vida sin resultados. Que no pasa nada por comer normal, en Navidad y el resto del año. Celebren el encuentro, el significado de paz de esos días, la posibilidad de reunirse, pero no se atiborren, ni compren  tonterías, ni tiren la casa por la ventana. Recuerden que hay hambre fuere de este país y ya también en él. Sean moderados aunque sea por estética, los comedores sociales están llenos y lo estarán durante las próximas semanas, recuerden eso y coman y disfruten, pero todo ello con estética y ética, con salud y cabeza. Privarse de algo no ayuda al necesitado, ayuda al que se priva porque se siente mejor. Y eso ya es mucho. No ganen kilos en estas fiestas, está feo. Sean como siempre, busquen la normalidad. Beban también con prudencia. No se den el pego con el maridaje, déjense de tonterías. La mayoría de quienes se hace expertos  en mariscos, maridajes, cavas y jamón, resultan ser muy mediocres en su vida diaria, superficial, material y de poco cultivo intelectual. 

Más allá de la gamba poca cosa. Piensen, sean críticos. Hay un gran descontento social, necesidades, paro, desahucios, hambre en muchas familias, futuro negro para los más jóvenes. Es buena ocasión para pensar, no desplegar velas de apariencia y ser “normales”. Una última recomendación: trate de no hablar un día de fútbol. Sólo un día. Como segunda tarea, no se preocupe por el tiempo de los próximos días, lo más normal es que haga algo de frío. Sin más. Y de paso, felices fiestas.

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