Antes del ejercicio se deben elegir alimentos que, en poca cantidad,
nos aporten la energía y los nutrientes necesarios para
afrontar la actividad.
Alimentos como un puñado de frutos secos, galletas sencillas o un
sándwich ligero son adecuados antes de realizar un
ejercicio prolongado superior a una hora. En cambio, para un ejercicio
que dure entre 30 y 60 minutos, una pieza de fruta como el plátano sería
una buena elección. Todos ellos aportan hidratos de carbono, un
nutriente fundamentalmente energético que contribuye a mejorar el
rendimiento deportivo. Es importante que estos alimentos se tomen con un margen de tiempo antes de realizar el ejercicio.
En cambio, alimentos como un bocadillo de embutido o un tazón de leche
con algo de bollería provocan en el estómago una sensación molesta que
puede interferir en la correcta realización del ejercicio. Esto se debe a
que contienen mucha grasa y azúcares refinados, nutrientes que
entorpecen la digestión haciéndola más lenta y pesada.
Fuente: consumer.es
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